martes, 15 de enero de 2013

Pon la cabeza en su sitio



Desde hace algún tiempo, veo como se incrementan los problemas en el cuello de las personas y con ellos los síntomas que éstos traen.
De inicio, los problemas más habituales que se me presentan en consulta, son dolores en el cuello, en los hombros....que perfectamente los justifican un estado de estrés o posturas forzadas que se adquieren en el trabajo o incluso en la vida diaria.


Pero cuando debido a esos síntomas (ya sea porque se agravan los mismos o los episodios se repiten) el médico decreta la necesidad de hacer una radiografía para ver qué está ocurriendo, se encuentra a menudo con un agravante que sólo revela la prueba diagnóstica y que de no poner los medios necesarios para corregirlo, nos traerá de cabeza.


Ese agravante es lo que se conoce como “rectificación cervical”, aunque este proceso puede darse en cualquier parte de la columna vertebral y de manera independiente o simultáneamente como consecuencia de una compensación natural.
Las imágenes nos ayudarán a entender mejor el tema que tratamos:


Rectificación cervical


La primera de las imágenes (la A) nos muestra un cuello normal. En la segunda (la B) puede apreciarse una rectificación y en la tercera (la C) observamos el resultado de una rectificación mantenida en el tiempo, en la que se generan formaciones óseas anómalas llamadas osteofitos.


Sobra decir, que todo esto produce más cosas que unos simples dolores y en algunos casos problemas que el médico que consultamos no podrá solucionar, porque no es su "especialidad".


Si padecemos esta rectificación, la tensión del cuello nos provocará de manera habitual dolor de cabeza, pero será un dolor de cabeza peculiar, que podremos reconocer por aparecer por detrás y colocarse a modo de casco hasta detrás de los ojos. Este dolor se conoce como “cefalea vascular” debido a que el riego sanguíneo se ve comprometido en la subida a la cabeza a través de la arteria vertebral y de la misma forma se compromete la salida de sangre de la cabeza hacia el cuello por la presión que ejercen los músculos sobre unos orificios laterales por donde sale la sangre y unos nervios (pares craneales) que nos darán síntomas asociados y diversos, al ser comprimidos, que no se relacionan en muchos casos con el problema del cuello, lo que hace que su tratamiento, además de no ser eficaz, nos lleve a generar una inseguridad y un gasto innecesario para intentar solucionar.


Cervicales, Nervios cervicales, Arteria vertebral
Algunos de esos síntomas, nos llevaran, en muchos casos inútilmente, al otorrino, al oculista, al de digestivo, al neurólogo y a un sinfín de de especialistas más. Por desgracia sabemos que cada uno de ellos nos dará una solución referente a su parte del problema sin que ello dé una solución completa ni definitiva.
Así que además de no dar con el origen del problema, en la mayoría los casos seguiremos haciendo mal las cosas de las que realmente dependen una mejoría, como por ejemplo, las posturas adquiridas al leer en la cama o las de las siestas en el sofá, mantener la cabeza inclinada hacia delante demasiado rato en horarios laborales, etc.
De hecho en Estados Unidos le han llamado a la rectificación cervical: "text neck" o “cuello de texto” por lo habitual que es su aparición en personas cada vez más jóvenes, usuarios empedernidos de portátiles que colocan sobre sus piernas, de smartphones y tablets sobre los que pasan muchas horas inclinados y otros elementos que hacen que la persona adopte las posturas que fomentan la aparición de la rectificación cervical.


Y una vez planteados los motivos que llevan a la aparición de la patología, cómo se puede diagnosticar y las consecuencias que tiene, cabe preguntarse si la situación tiene solución y cuál es.
Lo más básico es cuidar las posturas y hacer que la curva aparezca de nuevo, aunque sea de manera artificial (provocada por nosotros) y vigilar siempre la tensión del cuello y trapecios (haciendo incluso algún ejercicio sencillo que elimine esa tensión).
A continuación enumero algunos síntomas asociados que se pueden producir, además de los nombrados.
Mareos y vértigos.
Pitidos y zumbidos en oídos (conocido como tinitus).
Problemas visuales como "moscas" blancas o negras en visión.
Problemas de enfoque visual
Aumento de la tensión en zona de trapecios y cuello (incluida parte delantera).
Problemas digestivos, ralentización del proceso y alteraciones varias.
Problemas hepáticos (incluidas alguna serie de migrañas o cefaleas de origen hepático)
En casos muy avanzados, alteraciones de respiración y ritmo cardiaco.
Alteraciones de sensibilidad cutánea en zona de cuello y hombros.
Problemas en o con la voz.


Así que si tienes alguno de estos problemas y has tenido o tienes un problema en el cuello, puede ser que tu problema tenga origen en tus hábitos, en tus posturas y tenga una solución sencilla.


Si tienes cualquier duda o quieres más explicaciones no dudes en ponerte en contacto conmigo.


Victor A.