Desde hace algún tiempo, veo como se incrementan
los problemas en el cuello de las personas y con ellos los síntomas
que éstos traen.
De inicio, los problemas más habituales que se me
presentan en consulta, son dolores en el cuello, en los
hombros....que perfectamente los justifican un estado de estrés o
posturas forzadas que se adquieren en el trabajo o incluso en la vida
diaria.
Pero cuando debido a esos síntomas (ya sea porque
se agravan los mismos o los episodios se repiten) el médico decreta
la necesidad de hacer una radiografía para ver qué está
ocurriendo, se encuentra a menudo con un agravante que sólo revela
la prueba diagnóstica y que de no poner los medios necesarios para
corregirlo, nos traerá de cabeza.
Ese agravante es lo que se conoce como
“rectificación cervical”, aunque este proceso puede darse en
cualquier parte de la columna vertebral y de manera independiente o
simultáneamente como consecuencia de una compensación natural.
Las imágenes nos ayudarán a entender mejor el
tema que tratamos:
La primera de las imágenes (la A) nos muestra un
cuello normal. En la segunda (la B) puede apreciarse una
rectificación y en la tercera (la C) observamos el resultado de una
rectificación mantenida en el tiempo, en la que se generan
formaciones óseas anómalas llamadas osteofitos.
Sobra decir, que todo esto produce más cosas que
unos simples dolores y en algunos casos problemas que el médico que
consultamos no podrá solucionar, porque no es su "especialidad".
Si padecemos esta rectificación, la tensión del
cuello nos provocará de manera habitual dolor de cabeza, pero será
un dolor de cabeza peculiar, que podremos reconocer por aparecer por
detrás y colocarse a modo de casco hasta detrás de los ojos. Este
dolor se conoce como “cefalea vascular” debido a que el riego
sanguíneo se ve comprometido en la subida a la cabeza a través de
la arteria vertebral y de la misma forma se compromete la salida de
sangre de la cabeza hacia el cuello por la presión que ejercen los
músculos sobre unos orificios laterales por donde sale la sangre y
unos nervios (pares craneales) que nos darán síntomas asociados y
diversos, al ser comprimidos, que no se relacionan en muchos casos
con el problema del cuello, lo que hace que su tratamiento, además
de no ser eficaz, nos lleve a generar una inseguridad y un gasto
innecesario para intentar solucionar.
Algunos de esos síntomas, nos llevaran, en muchos
casos inútilmente, al otorrino, al oculista, al de digestivo, al
neurólogo y a un sinfín de de especialistas más. Por desgracia
sabemos que cada uno de ellos nos dará una solución referente a su
parte del problema sin que ello dé una solución completa ni
definitiva.
Así que además de no dar con el origen del
problema, en la mayoría los casos seguiremos haciendo mal las cosas
de las que realmente dependen una mejoría, como por ejemplo, las
posturas adquiridas al leer en la cama o las de las siestas en el
sofá, mantener la cabeza inclinada hacia delante demasiado rato en
horarios laborales, etc.
De hecho en Estados Unidos le han llamado a la
rectificación cervical: "text neck" o “cuello de texto”
por lo habitual que es su aparición en personas cada vez más
jóvenes, usuarios empedernidos de portátiles que colocan sobre sus
piernas, de smartphones y tablets sobre los que pasan muchas horas
inclinados y otros elementos que hacen que la persona adopte las
posturas que fomentan la aparición de la rectificación cervical.
Y una vez planteados los motivos que llevan a la
aparición de la patología, cómo se puede diagnosticar y las
consecuencias que tiene, cabe preguntarse si la situación tiene
solución y cuál es.
Lo más básico es cuidar las posturas y hacer que
la curva aparezca de nuevo, aunque sea de manera artificial
(provocada por nosotros) y vigilar siempre la tensión del cuello y
trapecios (haciendo incluso algún ejercicio sencillo que elimine esa
tensión).
A continuación enumero algunos síntomas
asociados que se pueden producir, además de los nombrados.
Mareos y vértigos.
Pitidos y zumbidos en oídos (conocido como
tinitus).
Problemas visuales como "moscas" blancas
o negras en visión.
Problemas de enfoque visual
Aumento de la tensión en zona de trapecios y
cuello (incluida parte delantera).
Problemas digestivos, ralentización del proceso y
alteraciones varias.
Problemas hepáticos (incluidas alguna serie de
migrañas o cefaleas de origen hepático)
En casos muy avanzados, alteraciones de
respiración y ritmo cardiaco.
Alteraciones de sensibilidad cutánea en zona de
cuello y hombros.
Problemas en o con la voz.
Así que si tienes alguno de estos problemas y has
tenido o tienes un problema en el cuello, puede ser que tu problema
tenga origen en tus hábitos, en tus posturas y tenga una solución
sencilla.
Si tienes cualquier duda o quieres más
explicaciones no dudes en ponerte en contacto conmigo.
Victor A.
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